Fomos ensinados através do Zohar Sagrado que o incesnso cuja formula foi prescrita na Torah, tem o poder de afastar o Anjo Da Morte. Além do mais, o Zohar nos ensina também que, toda pessoa que conseguir meditar na Parashat da Torah que fala da fabricação do Qetoret (incenso), o Anjo da Morte não poderá tocá-la. Foi-nos dito também que as letras do Nome Sagrado apareciam na fumaça do incenso quando Aaron o oferecia. O texto a seguir está em espanhol, mas com as ferramentas de idioma encontradas na internet, todos poderão traduzi-lo e aprender com ele. Bom estudo
O Poder Del Qetoret
En Marzo de 1988 se encontró en una de las cuevas de Qumran una pequeña jarra que contenía una aceite rojizo. Se cree que es la única muestra sobreviviente del aceite balsámico prescripto en la Toráh para ungir el Mishkan (Tabernáculo) y sus vasijas, así como a los kohanim, sacerdotes y reyes de Israel. El aceite -cuando fue encontrado- tenía una consistencia como de miel. La jarra en la que se encontró estaba envuelta en hojas de palmera cuidadosamente dobladas y preservadas en un pozo con suficiente profundidad para evitar que se desperdicie por las inclemencias del tiempo extremo de la zona.
Cuatro años después se descubrían 600 kilos de una sustancia orgánica rojiza dentro de un silo construido con rocas en otra parte del complejo Qumran. Subsecuentes análisis determinaron que dicha sustancia rojiza contenía al menos 8 de las once especies que se utilizaban en el Pitum haQetoret (mezcla de Incienso) y ofrecidas en el Templo.
Un par de años más tarde, se presentó la muestra ante dos grandes rabinos que la dieron a sus propios profesionales químicos para analizar su cualidad orgánica y se sugirió que se quemara algo de ésta mezcla con propósitos científicos (para lo cual hubo que utilizar ácido clorhídrico y no fuego). También fue sugerido que se quemara junto con otras dos especies que se hallaron en otro lado de la cueva.
Los resultados fueron asombrosos. Si bien las especies habían perdido algo de su potencia a los largo de dos milenios desde su entierro, todavia eran poderosas. El residuo de su fragancia permaneció en la vecindad por numerosos días después del experimento. Muchas personas reportaron que su cabello y ropas retenían el aroma. Aún más asombroso, el área en donde fueron quemadas las especies cambió radicalmente ya que había estado infectada desde hacía meses, con hormigas, mosquitos y otros insectos, que luego de la prueba del incienso desaparecieron mágicamente.
Después del Ketoret ninguno de estos insectos fue visto por un buen lapso. Esto trae reminiscencias de la Mishná en Avot 5:5 (Talmud) que dice que no había moscas en el área del Templo.
El poder y efecto prolongado del Ketoret está también descripto en el Talmud Yoma 39b, en donde está escrito que las cabras en Jericó (al Norte de Qumrán) estornudaban por el aroma del Ketoret, y las mujeres no necesitaban perfumarse. En Jerusalem las novias no necesitaban usar su perfumero (un pendiente con mezclas de hierbas cerca del cuerpo) dado el dulcísimo y omnipresente aroma del Ketoret.
El Ketoret y la Biblia
En el Talmud (Arajin 16ª) está escrito que el Beit haMikdash (Templo), el Mishkán (Tabernáculo) así como las vasijas sagradas, el Aron Hakodesh (Arca sagrada), la Menoráh (el candelabro) el Mizbeaj haKetoret (Altar del Incienso) las vestiduras del Cohen Hagadol (Sumo Sacerdote), las cenizas de los sacrificios, etc., no eran sólo artefactos físicos, sino que también representaban niveles espirituales de acercamiento a Dios. Lo mismo sucede con el Aceite (Shemen) y el Ketoret.
De la lectura del Éxodo 30 podemos destacar que el aceite de la unción y el Ketoret están muy ligados uno al otro ya que contienen varias especias iguales.
Lo otro que podemos destacar es que ambos eran muy sagrados. Sagrado en hebreo se dice Kodesh, cuando algo es Kodesh debe apartarse y ser mantenido por separado, adquiriendo por lo tanto el poder de santificar y elevar todo a su alrededor (Shabat Hakodesh, Torat Hakodesh, lashon Hakodesh, Ierushalaim Ir Hakodesh, etc.).
Desde la Qabalah podemos decir que el incienso consistía de diez perfumes o especias con agradable fragancia, y una especia más, jelbená (gálbano), con un olor infame. Estas especies se mezclaban para ser usadas en el Templo. Como las once especias paralelan las diez más una sefirot (o emanaciones) del Árbol de la Vida del Universo de Tohu (caos), se dice por lo tanto que representan la completa rectificación del mal. Esto está indicado por el agregado de la 11ª. especia, gálbano, que alude al la elevación del mal devuelta al reino de lo sagrado.
El Talmud (Shabat 89ª) enseña que Moisés fue instruido acerca del misterio del incienso por el Ángel de la Muerte (el Ángel de la Muerte reveló a Moisés que el Ketoret tiene el poder de anular un decreto maligno, aún el de la muerte).
¿Por qué el Ketoret supera la maldad y la muerte? ¿De dónde sale su poder? Lo obtiene del hecho de que la pulverización de las especias semejan el rompimiento y muerte de las sefirot originales. Las sefirot originales dan luz con una pequeñísima proporción de oscuridad. La oscuridad no se podía manifestar como “mal” íntegro hasta que la luz fuera “pulverizada”. El rompimiento de la luz se denomina muerte y oscuridad. Pero el Ketoret, en la precisa forma en que está hecho, y especialmente el número y naturaleza de sus ingredientes tiene el poder de sobreponerse a la muerte y a la oscuridad, y transformar completamente el mal, tanto enen nosotros y el mundo, en bien.
El jelbená
El incienso consistía en diez especias o perfumes con buenas fragancias y una undécima, gálbano, con terrible olor que refiere a la elevación del mal hacia el reino de lo sagrado.
Es interesante observar que el jelbená, una de las cuatro especias más importantes del Ketoret, listada en la Toráh corresponde ni más ni menos que al carbono, uno de los cuatro elementos primarios encontrados en el Universo, que junto con el oxígeno eran los esenciales para mantener la vida!
Siguiendo con la idea de las 10 fragantes especias y una desagradable el Talmud dice: (Keritot 6b): “Todo ayuno colectivo que no incluya a los pecadores de Israel no es ayuno”.
Esto tiene que ver con el hecho de que el incienso contenía jelbená. Así como el jelbená era necesario para que el incienso adquiriera ese aroma, una congregación no está completa sin alguien que se haya equivocado y quiera elevarse a través del arrepentimiento. En particular cuando un castigo difícil ha sido decretado en contra de Israel debido a alguna mala acción, este mismo mal debe ser elevado. Por lo tanto, la idea de transformar el mal elevándolo nuevamente a su fuente en lo sagrado está incorporado en el incienso. Es por esta razón que todo ayuno comunal debe incluir a los pecadores de Israel.
La Toráh escrita menciona cuatro especias especias fundamentales para el Ketoret: Bálsamo, estacte, gálbano y frankincienso puro. Es sólo a través de la transmisión oral que conocemos las otras siete, sumando un total de 11. Los sabios de todas formas, se toman el trabajo de explicarnos de qué manera está aludido en la Toráh, repitiendo dos veces la palabra “samim” o especias. La Toráh no especifica cuáles eran.
El Talmud una vez más explica las propiedades del Keroret:
Keritot 6ª: “Cómo estaba compuesto el Ketoret? Contenía 368 maneh (medidas). 365 correspondían al número de días del año solar, una medida por día, media en la mañana y media en la noche. Las otras tres son aquellas que el Cohen Hagadol (Sumo Sacerdote) traería (al Sancta Sanctorum) como doble ración en Iom Kipur”
Existe una plegaria acerca de que nuestra ofrenda sea agradable y aceptable para Dios. El Ketoret tiene el poder de anular los efectos del Lashon Hará (malos dichos, chismes, insultos, agravios verbales, literalmente “malas lenguas”). Aquí debemos puntualizar que la Toráh y la plegaria son la forma más poderosa de utilización de lenguaje para el bien. A veces, es muy fácil decir palabras, aquellas que no son nuestras y nos acostumbramos a recitar, al punto que pierden profundidad y significado. Pero el secreto de la verdadera plegaria es ponernos detrás de las palabras, de impulsarlas especialmente aquellas que han sido pronunciadas para purificarse durante milenios. Esto eleva nuestros pensamientos y palabras en una verdadera ofrenda.
